Como encontrarse cómodo trabajando en un despacho

Armando Cerra Armando Cerra
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Al escuchar la palabra despacho nos viene a la mente un espacio muy solemne, un ambiente de trabajo tradicionalmente propio de profesiones liberales como los abogados o los médicos. Sin embargo, en la actualidad hay despachos para desempeñar infinidad de labores, y esto ha supuesto que la estética de un despacho sea muy variable, y en general con un aspecto acorde a las faenas que ahí se desempeñan. Pero además del diseño y la estética de estos lugares, un factor básico en los mismos es que sea un lugar en el que su ocupante se sienta cómodo, y no solo con su silla y su mesa. También con el resto del mobiliario y la decoración. Y al mismo tiempo todos esos elementos han de transmitir una serie de mensajes a aquellos que visitan el despacho por motivos de trabajo.

Un despacho clásico

Aquí todo huele a señorío, a tradición. La habitación está completamente cubierta por madera, incluso el techo. Y por supuesto el mobiliario realizado en maderas nobles, torneadas por un ebanista. La imagen no puede ser más clásica, y posiblemente esa es la intención de su propietario, mostrar a primera vista que es una persona que conoce la tradición de su oficio, tal vez que llevan generaciones desarrollándola los miembros de su familia, y por lo tanto que es toda una garantía de profesionalidad.

Un despacho moderno

Y aquí un tipo de despacho radicalmente diferente. Un despacho muy moderno. Aquí no se busca tanto impresionar al visitante, de hecho seguramente no es un lugar en el que se reciban clientes. Al contrario transmite que es un lugar más íntimo, en el que prima la funcionalidad del espacio, del mobiliario, y la comodidad para trabajar. Y sobre todo se ha tenido muy en cuenta el factor lumínico, con el inmenso ventanal que tras la mesa de trabajo baña de luz natural toda la habitación.

Despacho compartido

En este caso la intimidad ha desparecido. Se trata de un despacho para dos. Y se puede pensar que por su decoración con cuadros en la pared, el tipo de enseres de la mesa y la falta del habitual ordenador, es un tipo de mesa de trabajo destinada a alguna labor creativa. Posiblemente una mesa auxiliar para la realización de bocetos o puestas de idea en común. Un espacio muy funcional como suele ser habitual en los diseños de inspiración escandinava.

El ambiente de trabajo

Si el despacho anterior indicaba la presencia de dos personas, aquí ya se trata de una zona de trabajo para bastantes más. Es un tipo de despacho para toda una empresa. En un lugar así, el alto número de trabajadores y los ordenadores a pleno rendimiento son los que le dan dinamismo. Por lo tanto no hace falta sobrecargar más la habitación con elementos decorativos. Todo se ha reducido a los elementos indispensables, o sea, mesas, sillas, baldas, y poco más. Una reducción al mínimo, y por lo tanto un ambiente minimalista.

La reinterpretación del clasicismo en un despacho

La imagen tradicional de un despacho es un ambiente dominado por el mobiliario de madera y los sillones de cuero. Ambas ideas se encuentran en este despacho, pero pasadas por el tamiz de la modernidad. Se trata de muebles creados a partir de líneas y ángulos rectos, y en la mesa del escritorio se ha instalado un vidrio que le aporta su nota más distintiva. Y en cuanto a las sillas, por un lado la comodidad es la idea de la silla del propietario, mientras que las butacas de cuero tienen un diseño envolvente para acoger a los visitantes y clientes.

Aprovechamiento del espacio de trabajo

En este caso se ha conseguido aprovechar al máximo el espacio disponible para el despacho. Una gran mesa de escritorio en ángulo. En uno de sus lados la zona del ordenador, y en el otro la mesa de atención al cliente. Esta última con una encimera de cristal bastante grueso. Mientras que los armarios y librerías desaparecen en favor de unas baldas blancas fijadas a la pared, cuya modernidad contrasta con el recuerdo a la tradición que supone el mobiliario.

Trabajar en la intimidad

Este sin duda es un despacho en la vivienda particular. Un lugar para trabajar sin salir de casa, o como despacho auxiliar para realizar en pijama las tareas pendientes. Obviamente aquí todo está concebido para disponer del confort más absoluto, de ahí ese inmenso butacón de piel, impensable en un despacho abierto al público.

Al estilo de los antiguos gabinetes

Más allá del estilo de despacho, la primera sensación que provoca es la de envidia. Un despacho inmenso, con su escritorio, su elegante librería, una zona de sofás para reuniones, o casi se diría que para charlas con los amigos que nos visitan. Porque este despacho podría no ser un lugar de trabajo en el sentido empresarial, sino más bien un recuerdo de esos gabinetes donde los más acaudalados reunían sus colecciones de arte o curiosidades, o emprendían sus investigaciones científicas sobre los temas más variopintos.

El contraste más funcional

Las diferencias entre esta foto y la del despacho anterior no pueden ser más brutales. Aquí una mesa de apariencia improvisada con caballetes, aunque no hay improvisación alguna y se trata de un escritorio muy pensado y útil, con posibilidades de regulación en altura, baldas inferiores y un traslado fácil. Por ejemplo, para situarla en otro punto, y cambiarla de su posición cara a la pared. Y además de eso, tan solo una silla con ruedas y un armario archivador con espejos, que posiblemente estén porque son necesarios para el trabajo a realizar.

Un despacho en cualquier lugar

Para acabar, una mesa y una silla de la empresa castellonense Muebles Flores Torreblanca. No es tan importante la descripción de estos dos elementos de inspiración nórdica, como la idea que transmite. Es decir, que un despacho al fin y al cabo es el espacio en el que se trabaja, y este puede ubicarse en cualquier lugar donde haya una mesa de escritorio y una silla. Y si no que se lo digan a todos los que se inician en la andadura de abrir su propio despacho. Con lo imprescindible se comienza a trabajar. Luego ya vendrán más elementos y más decoración.

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