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El 19 de septiembre de 1985 es una fecha que se recuerda con dolor, pues un terremoto de gran magnitud revolvió el centro del país dejando sin hogar y sin trabajo a muchas familias. Las pérdidas abarcan más de 400 edificios destruidos y miles de damnificados, además de cientos de muertos. A partir de ese momento se pusieron en revisión los reglamentos de edificación y normas vigentes en diseño estructural, haciendo modificaciones con base en un nuevo factor de riesgo y publicándose en 1987 como un nuevo Reglamento de Construcción, en la capital del país.
Este 19 de septiembre, 32 años después, apenas pasando la hora del simulacro nacional, un nuevo sismo nos sacudió en la misma zona, y salieron a la luz cientos de casos de edificios caídos debido a la falta de supervisión, calidad y protección en la construcción. Estas son cosas que no deben pasarse por alto, pues cobran no sólo facturas altas en rehabilitación y reconstrucción de casas y edificios, sino vidas enteras, decenas y hasta cientos de ellas.
La calidad de una construcción no es un capricho de las autoridades para cumplir con requisitos y papeleo ni para hacernos gastar en proyectistas y gestores, es un requerimiento de seguridad para quienes habrán de habitar en esos espacios, para las vialidades colindantes y para la ciudad misma. No debemos dejar pasar las características estructurales con que deben construirse nuestras viviendas, los edificios donde laboramos, los centros de diversión y entretenimiento y en general, toda la arquitectura en la que vivimos el día a día.
En este libro de ideas mencionamos algunos puntos que fueron modificados en el reglamento de construcción a partir del sismo de 1985. Toma nota y reflexiona sobre si tu vivienda cuenta con ello.
Uno de los mayores errores descubiertos en los colapsos fue el erróneo diseño estructural de las edificaciones para terrenos arcillosos, como los del valle de México y sus alrededores.
A partir del reglamento de 1987 se exige que los proyectos y las obras cuenten con un cálculo altamente calificado e intervención de los Colegios y Cámaras de profesionales como ingenieros estructuristas y arquitectos, tanto para la autorización de los proyectos como para la supervisión de obra y la difusión de normas de emergencia. Esto incluye una cimentación a base de sistemas hidráulicos para amortiguar los movimientos en las capas inferiores del suelo.
Así sea una pequeña vivienda o un edificio multifamiliar, la casa que habitas debe contar con este antecedente. Si estás por construir o comprar una casa ya hecha, confirma que cuente con este requisito.
En otro punto se especificó que las nuevas edificaciones no podrían tener una altura mayor al doble de la distancia con el plano vertical construido en la acera opuesta. Es decir, no podrá exceder el doble de la vialidad y el espacio libre que se ubique al frente entre éste y el otro edificio.
Este punto es para evitar en caso de derrumbe, que un edificio haga colapsar a otro, y se mantenga un espacio seguro entre las zonas. También este detalle aparece en casi todos los reglamentos de edificación municipales del país.
Antes del 85 se acostumbraba trabajar empíricamente, colocando estructuras y utilizando materiales constructivos que muchas veces aún no tenían un sustento científico y no se hacían los cálculos correctos, así como tampoco se consideraban las condiciones de los suelos.
A partir de ese momento se solicitó que tanto arquitectos como ingenieros y especialistas en suelos y estructuras trabajaran juntos, que no se dejara el diseño al azar. Así mismo, se elaboraron fórmulas para trabajar de mejor manera las estructuras hidráulicas para cargar el peso de los grandes edificios y mejorar los cálculos para las construcciones de concreto armado, pues los calibres y estructuras anteriores no contaban con un diseño justo a las necesidades.
A partir de entonces e, incluso como parte de las rehabilitaciones de los edificios dañados, se exigió una serie de planos con detalles estructurales a una escala perfectamente determinada, que especificaran los cálculos, los materiales, las cantidades, los calibres, los nombres y números de piezas, los diámetros, números y colocación de remaches y tornillos, así como las conexiones con soldaduras, el tipo de soldadura y utilizar la simbología adecuada, y señalar el equipo de seguridad y los tiempos que habrían de asignarse a cada tarea por medio de un programa de obra y una bitácora.
La exigencia en los sistemas de seguridad se convirtió en una exigencia para proteger a trabajadores, a supervisores, contratistas y proyectistas durante la obra, y no únicamente después.
Si bien se buscó mejorar la resistencia del concreto armado, también comenzaron a incluirse legalmente sistemas flexibles de construcción como el acero en vigas y trabes, conformando estructuras conectadas entre sí que dan la posibilidad de que la construcción se balanceé sin correr riesgos.
Se definió que una estructura sumamente rígida, como lo era antes el concreto que se manejaba sin un cálculo ni pruebas de resistencia, era muy fácil de quebrar y colapsar, y se comprendió que las estructuras deben tener cierta facilidad para moverse
incluso desde los cimientos, considerando la zona húmeda en donde se enclavan, y que estos movimientos se vayan absorbiendo y disipando conforme corre la vibración a lo largo de las estructuras.
En este caso, las edificaciones con esqueleto de acero comenzaron a replicarse con éxito, y hoy por hoy son las construcciones que más resisten este tipo de siniestros, siendo los muros divisorios los que corren el riesgo de caer pero sin causar mayores daños.
Esperamos que tomes en cuenta estos datos, pero sin falta debes asesorarte con el despacho de ingenieros o arquitectos de tu preferencia antes de comenzar a trabajar en tu proyecto. Tú también tienes la facilidad de conocer los reglamentos de construcción y edificaciones de tu localidad, no le dejes todo a tus proyectistas, infórmate, por tu seguridad y la de tu familia.
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