Pasos para organizar bien los muebles

Da igual que pretendamos reorganizar los muebles de una habitación, o comenzar a equiparla de cero. El primer paso siempre ha de ser tomar papel, lápiz, goma de borrar y sobre todo el metro y la calculadora.

Hay que medir toda la superficie disponible para trasladarla al papel a escala. Plantéate dibujar todo, y aquí entrará en acción la goma, porque sino has hecho nunca este tipo de planos verás que no salen a la primera. Pero no importa, saldrá a la segunda o a la tercera. El objetivo es que te hagas tu plano de planta lo más completo posible, marcando las ventanas, los radiadores, hacia que lado abren las puertas, donde están los enchufes y también donde irán los apliques del techo. En definitiva, todo. 

Y si se trata de reorganizar un mobiliario ya existente, también te lo deberías medir y dibujar por piezas. Pero no dentro del plano, sino al lado como fichas con las que vas a jugar.

Ya tienes el plano vacío, los muebles preparados, llega el momento de pensar, de imaginar y de ir diseñando la nueva reorganización. Primero piénsala y luego dibújala. Es la única manera de que la idea es viable. Así puedes comprobar que colocando de tal manera no tapamos la llave de la luz o que el sofá no impide cerrar la puerta.

Para ese diseño inspírate en la funcionalidad, luego ya tendrás tiempo (o irán surgiendo) toques decorativos, el color de las paredes, como vas a renovar las cortinas o esa alfombra que ahora crees que va a cuadrar con la nueva disposición. 

Casi de forma inconsciente y porque estamos enormemente acostumbrados a ellos, nos saldrá un diseño en el que posiblemente hemos tenido un punto focal, un elemento, un lugar, un mueble, un cuadro, al que luego se dirigirán todas las miradas que contemplen esa habitación. Optemos por la línea de diseño que optemos, siempre ha de haber ese punto focal, sea un salón rústico o uno de inspiración minimalista, lo habrá.

Es decir, comprueba en tu dibujo que ese punto existe. Imagina la estancia montada, o mejor aún, si tienes buena mano para el dibujo, hazte un alzado abocetado de la habitación, no tan pendiente de la regla y la escala como en la planta anterior. Ahora se trata de que compruebes que va a existir ese punto que llamará inmediatamente la atención, o bien ya desde la entrada, o bien cuando se ocupe el punto central de la habitación.

Con ese punto central no nos estamos refiriendo al centro geométrico de la superficie. No. Hablamos del espacio protagónico en cuanto a que será el más usado. Es decir, si hablamos de un salón, obviamente nos referimos a un sofá e incluso un butacón, mientras que si estuvieramos diseñando un estudio de trabajo, entonces, sin duda alguna, el punto central de ese despacho sería la mesa.

Si el punto focal surge en muchas veces de forma inconsciente, el punto central es casi un leit motiv de todo el diseño, ya que gran parte de la distribución se basa en la presencia de una u otra forma de esos elementos, que en realidad son los que le dan sentido y utilidad al conjunto.

Vemos aquí un ejemplo de un diseño realizado por arquitectos de interiores profesionales, el estudio catalán de Molins Interiors. Si analizamos a primera vista la distribución de este gran salón rápidamente somos capaces de ver como los elementos primordiales de la estancia, los cómodos sofás tienen una distribución basada en la simetría y en las formas geométricas.

Evidentemente en un trabajo de esta envergadura se pueden ver otros muchas cosas, pero vamos a quedarnos con esta idea, para trasladar el juego de la simetrías a nuestra reorganización de mobiliario. Siempre podemos empezar por ese principio de la simetría, que según los clásicos lleva a la armonía, y que siempre es posible romper en algún punto para dinamizar, modernizar o personalizar nuestra habitación.

Con el punto focal hemos marcado donde vamos a mirar. Con el punto central hemos indicado donde vamos sacarle más partido a esa habitación. La simetría nos da la pauta general para la nueva distribución. Pues ahora solo nos queda comprobar, que todo ese diseño es útil a la hora de moverse por la habitación. Es decir, que para llegar a la galería, abrir la ventana, encender la luz o levantarse del sofá y sentarse en la mesa del comedor no hace falta hacer piruetas ni giros extraños.