Pabellón de Venezuela en Shangai

Katherine Aguilar Katherine Aguilar
Pabellón de Venezuela, BaudoinArquitectos BaudoinArquitectos Commercial spaces
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Hoy les traemos un proyecto venezolano que viajó hasta China, específicamente a la ciudad de Shanghái, a finales de octubre se realizó la Expo 2010, con una participación de 180 países entre ellos nuestra amada Venezuela, por la cantidad de países y visitantes se convirtió en la exposición más concurrida hasta ese momento, donde su lema era mejor ciudad, mejor vida. El pabellón de Venezuela se hizo presente con una gran plaza Bolívar que recibía a los visitantes para acceder a través de una escalinata y descubrir un mundo de posibilidades, diseñado por el estudio de BAUDOINARQUITECTOS.

La plaza Bolívar

El pabellón responde a su contexto inmediato a través de un gran vacío que se convierte en la plaza Bolívar con un busto del mismo, símbolo de la ciudad venezolana  y siendo la gran antesala al recinto, encontrando una gran escalinata que refleja y evoca el ascenso a nuestros asentamientos informales venezolanos, esa fusión de ciudad informal y formal que tenemos a lo largo de nuestro hermoso país.

Vacíos y conexiones

EL pabellón busca esa noción de ciudad desde el primer momento que nos aproximamos a él, en primer lugar tenemos un bastión militar que nos recibe y enmarca o protege la gran escalinata que nos llevará al hall de acceso y espacio multimedia, el juego de llenos y vacíos se hace presente a través de los elementos que se interceptan, solapan y se pierden de vista, una gran rampa pasa por debajo del volumen de escalera superior y de la gran escalinata un solape de 3 circulaciones a diferentes alturas.

Flores al poder

Y teniendo una visual de lejos comprendemos los planos inclinados que se encuentran en el pabellón gracias a las piezas rojas que vemos en ellos que son nada más y nada menos que flores de rojas, completando un mar rojo que se aprecia desde lejos.

Shabono Yanomami

Y una vez que ingresamos al pabellón nos encontramos con este hermoso vacío con piezas centrales y piezas colgantes, donde los visitantes pueden hacer uso de las hamacas y pasar un rato distinto recreando un Shabono indígena, al dejar atrás éste gran espacio conseguimos el auditorio que hace referencia a la churuata Yekuana destacando su columna central que refleja el árbol de la vida.

Vista de pájaro

Y una vez recorrido el edificio conseguimos una cota diferente desde donde podemos apreciar el gran vacío para ver el Shabono desde el cielo, con un juego interesante y asimétrico en su pavimento. Para acceder a él se hace a través de tiras que se convierten en cortinas manteniendo de esta manera el elemento sorpresa desde el interior del pabellón al descubrir este espacio y sin tener acceso a él visualmente sino una vez abierta las mismas.

Una terraza de despedida

Y nos despedimos desde  el cielo con este espacio, sencillo pero contundente con una tectónica al natural y sin acabados ostentosos, la terraza jardín que retoma el planteamiento de Le Corbusier, la ciudad como la cuna del hombre nuevo, al haber dejado atrás el Shabono, la vivienda multifamiliar, la plaza de acceso y nuestros asentamientos informales, mostrando un elemento continuo de relaciones entre lo público y lo privado, lo social y lo individual que se hace visible constantemente en la ciudad, teniendo relaciones sociales, económicas que se propagarán en el tiempo.

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