El salón: un espacio vital

Pedro Munoz Pedro Munoz
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El salón es a menudo el mayor espacio de nuestra casa. Eso hace que sea necesario esforzarnos al máximo para equiparlo y decorarlo de manera que satisfaga nuestras expectativas. Su importancia reside en que se proclama el centro de la casa: es allí donde nos reunimos con los amigos, donde recibimos a nuestros invitados y donde celebramos nuestras mejores fiestas. Esta amplitud de posibilidades requiere del salón un carácter multifuncional: aquí se come, se duerme, se ve la televisión, se escucha música y se pasan muchos momentos que pretenden brindarnos la serenidad y la tranquilidad que sólo aquí encontramos. Es, por todo esto, un espacio vital. 

Como cada uno obtenemos nuestro placer de diferente manera, el salón se presenta como un espacio lleno de posibilidades. Los habrá para todos los gustos. Aquí presentamos algunos modelos en los que puedan encontrar una fuente de inspiración los que deseen tener un salón que derroche originalidad y estilo. Vivamos a gusto; disfrutemos del espacio para ello. 

El toque vintage

Ante ustedes tienen un salón sui generis; un espacio surgido de la combinación de materiales reciclados y nuevos que lo dotan de un destacable estilo vintage. En él abundan los tonos claros y suaves, que ahora no quieren engañar con su discreción y se alían con los demás elementos del salón para otorgar una vitalidad y frescura de las que buscan hacer alarde. Esta imagen nos presenta un salón que se encuentra a caballo entre el salón tradicional y el salón loft y que, sin duda, nos conquista. Un lugar que nos invita a pasar mucho rato disfrutando del alto nivel de confort que nos puede ofrecer.

La libertad del blanco

El blanco es sin duda uno de los colores preferidos para el salón. Tanto para las paredes como para el mobiliario, los tonos claros consiguen un efecto óptico de mayor amplitud de los espacios y de mayor limpieza visual. Impregnamos de luz y de energía nuestra vida diaria.

Esta imagen se describe a sí misma, dejando al espectador sin palabras. Este salón se dispone junto a los muros, dejando libertad en el espacio central. Destaca la apertura hacia el exterior, que logra la perfecta simbiosis entre nosotros y nuestro entorno. Las amplias cristaleras sirven para resguardarnos, a la vez que iluminan nuestro salón y lo llenan de energía y luz natural. Su mobiliario combina tonos claros con marrones, lo que aporta una calidez destacable al salón. Sin duda, el toque final lo aporta la mesa de centro, mínima pero estética. Conseguimos así aunar en este salón naturaleza, diseño y confort.  

El toque de la madera vista

La madera reclama su propio espacio: no quiere que la dejemos de lado. Consigue imponerse para impregnar nuestro ambiente de calidez y estilo. Este salón, del que resalta el gran ventanal, consigue un toque seductor mediante los suelos enlosetados y la madera vista de sus paredes. El ventanal le proporciona una gran cantidad de luz, así como una interacción con el exterior. Gana así un aire rústico que se combina sutilmente con los modernos objetos del salón. Todo un acierto.

Vibraciones industriales

El carácter industrial de este salón no deja indiferente a nadie. Se trata de un espacio imponente, que hace gala de la amplitud de su naturaleza. Se proclama como un espacio diáfano de grandes dimensiones, de techos altos y de largos ventanales, que nos aporta una mayor sensación de libertad. Opta pues por la separación de espacios psicológica, que no física. Observamos en la imagen que el salón cuenta con un comedor, una zona de descanso equipada con dos sofás, y una salida que nos conduce a la sala contigua: eso sí, todo en uno e impregnado por un toque industrial muy conseguido.

Reflejo de nuestra personalidad

El salón es el lugar donde recibimos a nuestros invitados y que, por tanto, constituye nuestra carta de presentación. La decoración que le demos y el estilo por el que optemos serán pues reflejo de nuestra propia personalidad. Además, se materializa como una aproximación a nuestra vida privada: es nuestro mejor expositor.

Como mejor ejemplo, podremos fomentzar la vida social equipando nuestro salón con numerosas plazas sobre las que sentarse. Los dos ventanales que se aprecian al fondo inundan la sala de luz y vida, lo cual refuerza el carácter ligero del mobiliario elegido. Como toque, la mesa de centro logra la armonía perfecta. 

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